De la fotografía análoga a lo digital: una visión profesional

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Por Sergio Carrión

Ilustración de Jaime G. Rueda

La historia del arte es un entramado de complejidades, de absurdos y hasta de contradicciones. Durante siglos la humanidad ha creado y experimentado con todo tipo de visiones y opiniones con respecto al mundo que nos rodea. Desde pinturas y esculturas, hasta demostraciones corporales como la danza y el teatro, los seres humanos han creado todo tipo de expresiones con tal de describir su forma de percibir la realidad.

Una de estas últimas disciplinas artísticas en surgir es la fotografía, aunque en sentido estricto, nueva no es, pues este año se cumplieron 200 años de la primera fotografía hecha por el francés Joseph Niepce con una cámara obscura y una placa de peltre. Aunque el daguerrotipo en 1839 podría ser el primer procedimiento fotográfico moderno.

Desde sus albores, la cámara fotográfica ha pasado por distintas transiciones mediante distintos modelos o diseños que fueron ofreciendo experiencias más complejas. Sin embargo y con la entrada de los dispositivos inteligentes, nos encontramos en una época en donde la tecnología ha avanzado tanto que la fotografía se desligó de las cámaras y pasó a los teléfonos móviles, haciendo de la captura de imágenes una actividad cotidiana.

La fotografía dejó de ser una actividad para unos cuantos, exclusiva para ocasiones especiales o para retratar hechos históricos, y se convirtió en un medio de registro de la cotidianeidad, basta con ver el fenómeno de las selfies, las fotografías de comida al interior de un local de fastfood, o cualquier otra banalidad. No por ello desaparece el primer escenario, el de la fotografía como expresión artística, ni tampoco se traduce en que cualquier individuo que presione un botón se convierte automáticamente en fotógrafo.

Dentro de este complejo fenómeno tecnológico surgen algunas preguntas, pues la fotografía hoy se visualiza en dos universos, el de los profesionales y el del resto de la población con un móvil. Vale la pena preguntarnos, ¿cómo viven el cambio tecnológico quienes hacen de la fotografía su vida y pasión?

EL CAMINO DE UN FOTÓGRAFO

Aunque alejada de otras disciplinas artísticas, la fotografía puede considerarse como un arte debido a que, al igual que la pintura y la arquitectura, representa una visión personal del autor, esto con el fin de empatizar con otros individuos. Es una representación creativa y fantástica de recrear lo real, de alterar la percepción y los sentidos a través de la imagen. La fotografía es el resultado de diferentes posturas que sembraron el camino para diferentes avances tecnológicos que involucran la hibridación de técnicas/medios analógicos, digitales y ahora virtuales que abren paso a nuevas posibilidades de mediciones y representaciones que nos han llevado a una época postmoderna.

“La importancia detrás de algunos campos como el de fotógrafo de eventos o de estudio, se basa principalmente en nuestra necesidad de preservar los momentos más importantes de nuestra vida, como un cumpleaños, una boda o alguna graduación, y también como nuestra identificación para documentos importantes. En otras palabras, la fotografía se ha convertido en una de las fuentes de preservación más importantes de la sociedad” afirma el fotógrafo potosino, Francisco Vallejo. A la par, el también fotógrafo, Fernando Díaz considera que la fotografía nos impulsa a explorar el mundo: “nos hace ir a lugares en los que jamás pensamos que llegaríamos a estar, y también nos da la oportunidad de conocer a gente nueva, de hacer más amigos”.

¿El fotógrafo nace o se hace?, ¿existe una sensibilidad innata para ello o esta se desarrolla con el tiempo?, la realidad es que el gusto generalmente se tiene y la técnica se aprende. Tanto Fernando, como Francisco se iniciaron en la práctica fotográfica desde temprana edad, pero no existe un solo camino para volverse fotógrafo.

Para Jesús Gatea, profesor de fotografía de la Facultad de Ciencias de la Comunicación, la época digital ha traído tanto avances como perjuicios a la fotografía: “Al estar en una época en donde la tecnología ha evolucionado bastante, existe una dependencia a la robotización y a una simplificación injustificada provocada por la tecno-cultura, que ha provocado que poco a poco, la fotografía pierda su valor e importancia dentro de lo artístico no solo en la sociedad, sino también en la educación”.

LA IMAGEN A TRAVÉS DE LO MODERNO

La transición de la foto análoga a la digital, para Fernando Díaz, significa una revolución en muchos aspectos. Un medio como la fotografía, también es un campo de prueba y de error, porque dependiendo del contexto y el lugar presentado, el autor tiene que sacar varias exposiciones, en otras palabras, tiene que sacar un gran número de tomas para así asegurarse de que salga una foto que valga la pena mostrar. Esto, visto desde un modelo tradicional, es una tarea titánica, ya que eso implicaría no solo tener varios rollos de cinta a la mano, sino también, revelar centenares de fotos para ver el resultado final, revisar si no hubo errores y encontrar la foto perfecta.

“Por ejemplo, al ser un fotógrafo de bodas por allá de los años 90, el proceso era bastante metódico, por lo que uno terminaba tomando un total de 200 exposiciones (fotos), en especial si era una boda muy grande y cara, y una vez realizado el trabajo, tenías que esperar hasta la revelación para ver si realmente no hubo ningún inconveniente. Es por eso que los fotógrafos de esa época tenían que ser impecables, no solo al momento de posicionar a las personas y verificar el paisaje, sino también al momento de configurar la cámara para que se puedan sacar buenas fotos, lo que resultaba en un proceso artístico muy complejo y estresante” dice Fernando Diaz.

Gracias a la tecnología, los fotógrafos no se ven obligados a gastar rollos y grandes cantidades de tiempo para ver los resultados de su trabajo. Las cámaras ahora presentan las fotos de manera instantánea y con una capacidad de guardado más que eficiente.

En la era digital, avances como los programas de edición y la inteligencia artificial, han hecho de los fotógrafos personas más libres en la cuestión creativa, un punto en el que coinciden Feranando Diaz y Francisco Vallejo.  “Nos permiten modificar varias cosas, desde los colores hasta nuestro entorno. Los programas como Photoshop o las funciones Pro de los celulares, han abierto la puerta a muchas posibilidades de creación que antes no eran posibles, y que permiten relucir el potencial creativo completo de quien quisiera dedicarse a la fotografía” dice Francisco Vallejo. Aunque coinciden en que a la inteligencia artificial aún le falta bastante para copiar una fotografía real, pero no dudan que en algún futuro cercano o lejano se pueda lograr.

JÓVENES DEL FUTURO, JÓVENES TECNOLÓGICOS

Más allá de lo que se pueda pensar al respecto, para varios fotógrafos el futuro podría ser más que brillante, gracias a los avances impulsan este medio y ofrecen características que hasta hace varios años eran imposibles.

Vallejo, Gaeta y Diaz coinciden en que la fotografía es un arte al que hay que amar intensamente, no asumirlo como un ocio, una simple afición o un instinto al servicio de la máquina, sino tratarlo como una memoria valiosa capaz de hacer y conservar. Un oficio que requiere de mucha paciencia, práctica, conocimiento, tolerancia y capacidad para resolver problemas. Pero lo más importante es disfrutarlo, buscar tu propia “chispa”, tener un gusto en específico, tener la iniciativa de ver más allá y tener mucha imaginación.

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