Como parte del Ciclo de cine de Clint Eastwood, organizado por el CineClub de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, se proyectó el pasado martes en el auditorio Rafael Nieto la película “Harry el sucio” de Don Siegel.
El apodo “Harry el sucio” hace referencia al inspector Harry Callahan, perteneciente a la fuerza policial de San Francisco. A lo largo del filme, en compañía de su nuevo compañero novato, se desvelará el origen de dicho sobrenombre. Es relevante destacar que se trata de un inspector altamente competente y de gran dureza, forjado en las adversidades de las calles de la ciudad. Mostrando una disposición arriesgada e implacable frente al crimen y los delincuentes. La trama se inicia cuando un asesino en serie, que se hace llamar Scorpio, extorsiona al alcalde de San Francisco mediante cartas amenazantes, anunciando que continuará asesinando si no recibe pagos. Dada su selección de víctimas de manera aleatoria, atrapar a este monstruo resulta prácticamente una tarea imposible. No obstante, Callahan emprende su persecución, aun a expensas de infringir algunas reglas en el proceso.
Clint Eastwood, un ícono legendario de Hollywood, contribuyó significativamente a su fama con su papel en “Harry el sucio”, la cuarta de las cinco películas que hizo bajo la dirección de Don Siegel. Esta película es considerada por muchos como una obra fundamental del cine que aborda la figura del justiciero urbano, aunque algunos la relacionen con tendencias fascistas. No obstante, en la segunda entrega, Eastwood clarificó de manera más explícita que “Harry el sucio” es en realidad la historia de un antihéroe solitario dedicado a su trabajo.
Si uno observa detenidamente la puesta en escena de Siegel, se evidencia claramente lo mencionado anteriormente. A través de esta, se resalta tanto su soledad al actuar como su singularidad, generando un aura de respeto desde lejos. El meticuloso montaje realizado por Carl Pingitore contribuye a reforzar esta impresión y, al mismo tiempo, a incrementar gradualmente la tensión en una película marcada por la violencia, pero que nunca cae en el error de deleitarse con ella.
Desde el hábil manejo de la cámara por parte de Siegel hasta el sólido guion, todo está enfocado en una misma dirección, capturando de manera acertada ciertas preocupaciones de la época, como el desencanto del pueblo estadounidense hacia la Guerra de Vietnam y la inseguridad de sus calles. Es notable el detalle significativo de comenzar con un homenaje a los policías caídos en las calles de San Francisco en los últimos años.
Ese personaje representa la manifestación más elevada de la violencia que prevalecía de manera desenfrenada en varias ciudades de los Estados Unidos en aquella época, un aspecto que Siegel logra plasmar con una precisión, contundencia y sobriedad notable. El clímax de esta narrativa se encuentra en el inevitable enfrentamiento final entre nuestro peculiar héroe y el temible asesino, tras una aparición casi mítica de Callahan.
La excelencia de esta película se encuentra, en gran parte, en su reparto, con un carismático y arrollador Eastwood, cuya interpretación encaja a la perfección con el personaje de Harry Callahan. No obstante, también es necesario reconocer la excelente actuación que no solo refleja la violencia inherente al personaje, sino que evita convertirlo en un justiciero sin escrúpulos. Callahan sigue su propio código, lo cual contribuye a que “Harry el sucio” no se convierta en una mera apología del cuerpo de policía.
Asimismo, es indudable que en la película, la Magnum 44 se presenta como la compañera más destacada de Callahan. Pero esto no impide reconocer que Eastwood está rodeado de un elenco cohesionado que brinda una actuación excepcional, sobresaliendo especialmente Andy Robinson en el papel del perturbador asesino que siembra el pánico en San Francisco. Desde los aspectos físicos hasta los psicológicos, pocos antagonistas tan meticulosamente desarrollados se encuentran en un thriller hollywoodense.
“Harry el sucio” fue un rotundo triunfo en las taquillas, al generar únicamente en territorio estadounidense ingresos de 36 millones de dólares, a pesar de haber sido producida con un presupuesto modesto de tan solo 4 millones. Este éxito económico impulsó a Warner Bros a actuar rápidamente en la realización de ‘Harry el fuerte’, la primera de las cuatro secuelas que conformarían finalmente la saga.
El ciclo de cine de Clint Eastwood organizado por el CineClub de la UASLP continua el 18 de julio con Los Puentes de Madison, dirigida por el mismo Eastwood, en el auditorio Rafael Nieto a las 6:00 de la tarde. No te las puedes perder.
Y recuerda si algún día te encuentras en una persecución merece la pena reseñarlo.